PÓLENES Y ALERGIA

La relación que existe entre los pólenes y las enfermedades alérgicas se conoce desde hace siglos; Leonardo Botallo, en el año 1565, describió los síntomas clínicos de la enfermedad de la vía aérea superior y lo atribuyó al aroma de las rosas, llamándolo “Fiebre de las Rosas”, denominación que persistió durante varios años. En 1819, John Bostock realizó una exacta descripción clínica de la enfermedad relacionándola con los pólenes del heno y así pasó a llamarse “Fiebre de Heno”. En 1873 Charles Blackey, a partir de experimentar consigo mismo, pudo probar la relación que existe entre la enfermedad alérgica de la vía aérea y los granos de polen. Desde entonces, muchos tipos polínicos fueron descubiertos y estudiados como causa de las enfermedades alérgicas.

Las alergias son enfermedades caracterizadas por una respuesta exagerada del organismo ante elementos que son inofensivos para la mayoría de las personas, facilitada por una condición genética particular del sistema inmunitario del individuo. Esta respuesta exagerada puede expresarse en distintos órganos y sistemas, produciendo distintas afecciones como asma, rinitis alérgica, urticaria o conjuntivitis.

Los elementos capaces de producir enfermedades alérgicas se denominan alérgenos, y son proteínas o glicoproteínas exógenas que inducen en individuos susceptibles la producción de anticuerpos tipo Inmunoglobulina E específica; este proceso, llamado sensibilización, se desarrolla tras la exposición a estos alérgenos.

Una de las formas de sensibilización es a través de la vía inhalatoria por exposición a aero-alérgenos. En este caso se trata de proteínas con características que las hacen capaces de llegar al aire, como solubilidad, volatilidad y que, por estar presentes en estructuras de pequeño tamaño, pueden permanecer más tiempo en el aire.

Los granos de polen son aero-alérgenos que, suspendidos en el aire, actúan como transportadores de estas proteínas y glicoproteínas. Tienen ciertas particularidades, como un diámetro de entre 10-60µm, proceden de plantas anemófilas por lo que son producidos en grandes cantidades y dispersados por el viento; y liberan fácilmente las proteínas alergénicas cuando llegan a la mucosa de la vía respiratoria.

Cuantificar los granos de polen presentes en el aire es muy importante para pacientes y médicos: permite conocer cuáles son los tipos polínicos presentes en la zona y en qué cantidad se encuentran, cuál es la variación diaria y estacional, posibilita monitorear cambios anuales en el espectro polínico del lugar y hacer análisis de situación local. Para quienes padecen de esta afección posibilita adoptar comportamientos preventivos, como la planificación de viajes o la hora en la que es necesario evitar actividad al aire libre.

En definitiva, teniendo en cuenta que la incidencia de las enfermedades alérgicas a nivel mundial está en aumento, conocer cuáles son los pólenes prevalentes a nivel local es fundamental para una mejor prevención, diagnóstico y tratamiento de las mismas.

Dr. Fabián Villegas
Médico Especialista en Medicina Gral. y Familiar. Especialista en Asma, Alergia e Inmunología

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